Comentario
Como respuesta a su amigo Erasmo que, cinco años antes, le dedicara su "Elogio de la locura", en 1516 ve la luz en Lovaina la "Utopía" de Thomas Moro. Obra fundamental de la cultura europea donde su autor, una de las mentes más preclaras de la época, mediante una serena prosa rebosante de plenitud clasicista, nos propone sus ideales políticos en el Estado fundado por Utopo en la isla que nomina; en general, todo tiene un sentido positivo y respira el optimismo y plenitud alcanzados por la cultura humanística, de la que Moro es uno de sus más altos exponentes. Pero como preludiando los sucesivos acontecimientos disgregadores de Europa, que terminarán por implicar al propio autor hasta conducirle al patíbulo en las páginas finales del libro asoma el pesimismo y la desconfianza, al explicitamos que "muchas cosas se encuentran en la república de Utopía que desearía para nuestros Estados, pero tengo pocas esperanzas de verlas realizadas".
El eco de los descubrimientos geográficos de la época es evidente en el relato de Moro, sobre todo la enorme sugestión que en toda Europa suscita la empresa americana que, en algunos de sus procesos arquitectónico-urbanísticos, se verá, a su vez, influida por los ideales de Moro, como sucede, en concreto, con la actividad de Vasco de Quiroga.
Sin una concreción clara, pero dibujando literariamente un contexto urbano regularizado, donde se atiende de modo claro y prioritario a la consecuente ubicación y correcta relación con la naturaleza circundante, siguiendo en este sentido principios urbanísticos que, desarrollando ideas de Vitruvio, había plasmado Alberti, Moro nos presenta su ideal urbano mediante la descripción de Amauroto, capital de Utopía, marco adecuado para unas relaciones sociales de nuevo cuño, donde una ideología urbano-comunitaria es la dominante.
La "Utopía" de Moro es el punto de arranque de toda una producción literaria en esta línea de los siglos XVI y XVII, donde una serie de teóricos, que no lo son de la arquitectura, proponen un marco urbano regularizado donde desarrollar las citadas relaciones sociales, inexistentes en la ciudad real; tras las aportaciones claves al tema de Doni (1548) y Patrizzi (1562), este tipo de relatos tendrá su culminación, fundamentalmente, en la obra de Campanella (escrita en 1602 y publicada en 1623) y en la "Nueva Atlántida" de Francis Bacon (escrita en 1624 y publicada en 1638). Estas últimas, frente a la "Utopía" de Moro que sí cuenta con motivaciones históricas, no sólo son utopías, sino que sus posibles concreciones formales tienen un mero valor simbólico.